En esta sección de nuestra Web se incluyen todas las novedades y acontecimientos relacionados con nuestra Asociación.
La esperanza cristiana es un regalo de Dios que llena de alegría nuestra vida.
Y hoy, la necesitamos tanto. ¡El mundo la necesita tanto!
Cuando no sabes si mañana vas a poder dar de comer a tus hijos, o si lo que estás estudiando te permitirá tener un trabajo digno, es fácil caer en el desánimo.
¿Dónde buscar la esperanza?
La esperanza es un ancla. Un ancla que vos la tirás con la cuerda y arraiga en la playa.
Y nosotros tenemos que estar aferrados a la cuerda de la esperanza. Bien agarraditos.
Ayudémonos unos a otros a descubrir este encuentro con Cristo que nos da la vida y pongámonos en camino como peregrinos de la esperanza para celebrar la vida y dentro de la vida entra también el
próximo jubileo como una etapa.
Llenemos nuestro día a día con el don que Dios nos da de la esperanza y permitamos que a través de nosotros llegue a todos cuantos la buscan.
No se olviden: la esperanza no defrauda nunca.
Oremos para que el próximo Jubileo nos fortalezca en la fe, nos ayude a reconocer a Cristo resucitado en medio de nuestras vidas, y nos transforme en peregrinos de la esperanza
cristiana.
Hoy se vive una “catástrofe educativa”. Y no es exageración. A causa de las guerras, las migraciones y la pobreza, unos 250 millones de niños y niñas carecen de instrucción.
Todos los niños y los jóvenes tienen derecho a ir a la escuela, sin importar su situación migratoria.
La educación es una esperanza para todos: puede salvar a los migrantes, a los refugiados, de la discriminación, de las redes de delincuencia y de la explotación… ¡Tantos menores explotados! Y ayudarlos a integrarse en las comunidades que los estén acogiendo.
La educación nos abre puertas a un futuro mejor. Y así, los migrantes y refugiados pueden contribuir a la sociedad, ya sea en su nuevo país o en su país de origen, si deciden regresar.
Y no olvidemos nunca que quien acoge al forastero, acoge a Jesucristo.
Oremos para que migrantes, refugiados y afectados por las guerras vean siempre respetado su derecho a la educación, educación necesaria para construir un mundo más humano.
La intención de oración del Papa Francisco para el mes de noviembre es por todos los padres “que lloran la muerte de un hijo o de una hija”, para que encuentren “apoyo en la comunidad y obtengan del Espíritu consolador la paz del corazón”.
En el vídeo difundido por la Red Mundial de Oración del Papa, el Santo Padre invita a orar especialmente por aquellos que sufren este “intenso dolor”.
“¿Qué se puede decir a unos padres que han perdido a un hijo? ¿Cómo consolarlos? No hay palabras”, dice el Santo Padre.
A continuación, precisa que “un cónyuge que pierde al otro es un viudo o una viuda. Un hijo que pierde a un padre, es un huérfano o una huérfana. Hay una palabra que lo dice”.
“Pero un padre que pierde a un hijo, no hay una palabra. Es tan grande el dolor que no hay una palabra”, afirma.
Señala además que “vivir más tiempo que tu hijo no es natural” y remarca que el dolor que causa su pérdida “es especialmente intenso”.
“Las palabras de ánimo a veces son banales o sentimentales, no sirven. Dichas con la mejor intención, por supuesto, pueden acabar agrandando la herida”, indica el Pontíficea continuación.
Por ello, para ofrecer consuelo a estos padres que han perdido a un hijo, el Papa Francisco señala que “hay que escucharlos; estar cerca de ellos con amor, cuidando ese dolor que tienen con responsabilidad, imitando la forma en que Jesucristo consolaba a los que estaban afligidos”.
“Y estos padres, sostenidos por la fe, ciertamente pueden encontrar un consuelo en otras familias que, tras sufrir una tragedia tan terrible como esta, han renacido en la esperanza”, concluye el Santo Padre.
Oremos para que la Iglesia siga apoyando por todos los medios un estilo de vida sinodal, bajo el signo de la corresponsabilidad, promoviendo la participación, la comunión y la misión compartida entre sacerdotes, religiosos y laicos.
Todos los cristianos somos responsables de la misión de la Iglesia. Todos los sacerdotes.
Los sacerdotes no somos los jefes de los laicos, sino sus pastores. Jesús nos ha llamado a unos y a otros. No a unos por encima de los otros, ni a unos por un lado y a
otros por el otro, sino complementándonos. Somos comunidad. Por eso debemos caminar juntos recorriendo el camino de la sinodalidad.
Claro, ustedes me pueden preguntar ¿qué puedo hacer yo, conductor de autobús?, ¿yo, campesina?, ¿o yo, pescador? Lo que tenemos que hacer todos: dar testimonio con nuestras vidas. Y
corresponsabilizarnos de la misión de la Iglesia.
Los laicos, los bautizados, están en la Iglesia en su propia casa, y tienen que cuidarla. Lo mismo que nosotros, los sacerdotes, los consagrados. Cada uno aportando lo que mejor sabe hacer. Somos
corresponsables en la misión, participamos y vivimos en la comunión de la Iglesia.
Oremos para que la Iglesia siga apoyando por todos los medios un estilo de vida sinodal, bajo el signo de la corresponsabilidad, promoviendo la participación, la comunión y la misión compartida entre
sacerdotes, religiosos y laicos.
La intención de oración de Francisco para septiembre es por el clamor de la Tierra, que “tiene fiebre y se encuentra mal, como cualquier enfermo”. Es una fuerte llamada a “hacer frente a las crisis ambientales causadas por el hombre” y se enmarca en el llamado Tiempo de la Creación, época del año en que la Iglesia se moviliza tradicionalmente para reflexionar sobre el cuidado de la casa común.
En su videomensaje, que la Red Mundial de Oración del Papa ha realizado este mes con el apoyo del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Francisco se pregunta si “escuchamos” el dolor de la Tierra, el dolor de las “millones de víctimas de las catástrofes ambientales”, y pide a la humanidad “respuestas no solo ecológicas, sino también sociales, económicas y políticas”.
Este mes tengamos en nuestra oración el cuidado pastoral de los enfermos.
La Unción de los Enfermos no es un sacramento solo para aquellos que están a punto de morir. No. Es importante tener esto claro.
Cuando el sacerdote se acerca a una persona para darle la Unción de los Enfermos, no está necesariamente ayudándole a despedirse de la vida. Pensar así es renunciar a toda esperanza.
Es dar por sentado que después del cura llega el enterrador.
Recordemos que la Unción de los Enfermos es uno de los “sacramentos de sanación”, de “curación”, que sana el espíritu.
Y cuando una persona está muy enferma conviene darle la Unción de los Enfermos. Y cuando una persona ya está anciana, conviene que reciba la Unción de los Enfermos.
Oremos para que el sacramento de la Unción de los Enfermos de a las personas que lo reciben y a sus seres queridos la fuerza del Señor y se convierta cada vez más para todos en un signo visible de compasión y de esperanza.
Con la serie de vídeos "Vidas Entregadas" presenta la vida entregada al servicio de Dios, la Iglesia y el mundo de varios sacerdotes jesuitas. Su testimonio "emociona y anima a entregar también la nuestra".
En el Capítulo III nos presentan la vida del P. Hernesto Postigo, consiliario de la Adoradoras Presenciales del Santísimo Sacramento.
Damos gracias al Señor y a él por su vida y por su entrega a la Iglesia y a la Asociación.
En la edición de junio de El Video del Papa, Francisco invita a rezar por la situación de los migrantes, que huyen de las guerras o del hambre, para que “encuentren aceptación y nuevas oportunidades en la vida”.
“Por los que huyen de su país” es la intención de oración de Francisco en El Video del Papa de junio que difunde la Red Mundial de Oración del Papa.
El videomensaje -realizado con la colaboración de Tele VID y con el apoyo del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral - es una historia desde las fronteras de varias partes del mundo. Aparecen rostros sufrientes, pies que caminan, bolsas llenas con lo poco que uno ha conseguido llevarse de casa. Pero también se ven gestos de solidaridad, abrazos, proyectos de acogida: el Papa recuerda a los cristianos que "el que acoge a un migrante, acoge a Cristo".
Cada vocación es un “diamante en bruto” que hay que pulir, trabajar, al que hay que darle forma en todas sus caras.
Un buen sacerdote, una monja, deben ser primero de todo un hombre, una mujer formados, trabajados por la gracia del Señor.
Personas conscientes de sus límites y dispuestas a llevar una vida de oración, de dedicación al testimonio del Evangelio.
Su preparación tiene que ser integral, debe desarrollarse ya desde el seminario y el noviciado, en contacto directo con la vida de las demás personas. Esto es fundamental.
La formación no se acaba en un momento determinado, sino que va continuando a lo largo de toda la vida, a lo largo de los años integrando a la persona, intelectual, humana, afectiva, espiritualmente. Y también, su preparación para vivir en comunidad, tan enriquecedora la vida en comunidad, aunque a veces puede ser difícil.Porque no es lo mismo vivir juntos que vivir en comunidad.
Oremos para que los religiosos, las religiosas, los seminaristas, crezcan en su camino vocacional a través de una formación humana, pastoral, espiritual y comunitaria, que les lleve a ser testigos creíbles del Evangelio.
En muchas partes del mundo la mujer es tratada como primer material de descarte. Hay países donde las mujeres tienen prohibido acceder a ayudas para armar un negocio o
ir a la escuela. Incluso, en esos lugares, soportan leyes que las obligan a vestir de una determinada manera. Y todavía están en uso, en muchos países, las mutilaciones genitales.
No les neguemos a las mujeres la voz. No les neguemos a todas esas mujeres víctimas de abuso, la voz. Son explotadas, son marginadas.
De palabra todos estamos de acuerdo que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad como personas. Pero en la práctica eso no ocurre.
Es necesario que los gobiernos se comprometan a eliminar leyes discriminatorias en todas partes y a trabajar para que los derechos humanos de las mujeres estén garantizados.
Oremos para que la dignidad y la riqueza de las mujeres sean reconocidas en todas las culturas, y para que cese la discriminación que sufren en diversas partes del mundo.
Hay dos palabras que, cuando algunos hablan de enfermedades terminales, las confunden: incurable e in-cuidable. Y no son lo mismo.
Incluso cuando existan muy pocas posibilidades de curación, todos los enfermos tienen derecho al acompañamiento médico, al acompañamiento psicológico, al acompañamiento espiritual, al acompañamiento
humano.
A veces no pueden hablar, a veces pensamos que no nos conocen, pero si les tomamos la mano entendemos que están en sintonía.
No siempre se consigue la curación. Pero siempre podemos cuidar al enfermo, acariciar al enfermo.
San Juan Pablo II decía que “curar si es posible, cuidar siempre”.
Y aquí es donde entran los cuidados paliativos, que garantizan al paciente no solo la atención médica, sino también un acompañamiento humano y cercano.
Las familias no pueden quedarse solas en esos momentos difíciles.
Su papel es decisivo. Tienen que tener los medios adecuados para desarrollar el apoyo físico, el apoyo espiritual, el apoyo social.
Oremos para que los enfermos terminales y sus familias reciban siempre los cuidados y el acompañamiento necesarios, tanto desde el punto de vista médico como humano.
No hay que tenerle miedo a la
diversidad de carismas en la Iglesia. Al contrario, hay que alegrarse de vivir esta diversidad.
Ya en las primeras comunidades cristianas, diversidad y unidad estaban muy presentes y en una tensión que debe resolverse en un plano superior.
Más aún. Para avanzar por el camino de la fe necesitamos también el diálogo ecuménico con los hermanos y hermanas de otras confesiones y comunidades cristianas.
No como algo que confunde o que molesta, sino como un regalo que Dios hace a la comunidad cristiana para que crezca como un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo.
Pensemos, por ejemplo, en las Iglesias Orientales. Tienen unas tradiciones propias, unos ritos litúrgicos característicos, pero mantienen la unidad de la fe. La refuerzan, no la dividen.
Si nos guiamos por el Espíritu Santo, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca provocan un conflicto.
El Espíritu nos recuerda que ante todo somos hijos amados de
Dios. Todos iguales en el amor de Dios y todos diferentes.
Oremos al Espíritu Santo para que nos ayude a reconocer el don de los diferentes carismas dentro de las comunidades cristianas y a descubrir la riqueza de las diferentes tradiciones rituales dentro
de la Iglesia Católica.
Entre los más frágiles entre nosotros están las personas con
discapacidad.
Algunos de ellos sufren rechazo, basado en la ignorancia o basado en los prejuicios, que los convierte en marginados.
Las instituciones civiles tienen que apoyar sus proyectos con el acceso a la educación, al empleo y a los espacios donde se expresa la creatividad.
Hacen falta programas, iniciativas que favorezcan la inclusión.
Sobre todo, hacen falta corazones grandes que quieran acompañar.
Es cambiar un poco nuestra
mentalidad para abrirnos a las aportaciones y abrirnos a los talentos de esas personas con capacidades diferentes, tanto en la sociedad como dentro de la vida eclesial.
Y así, crear una parroquia plenamente accesible no significa solo eliminar las barreras físicas, sino también asumir que hemos de dejar de hablar de “ellos” y pasar a hablar de “nosotros”.
Oremos para que las personas con discapacidad estén en el centro de la atención de la sociedad, y que las instituciones promuevan programas de inclusión que potencien su participación activa
En la edición de El Vídeo del Papa de noviembre, Francisco abre de par en par su corazón para confesar que necesita la oración de los creyentes para poder cumplir con el ejercicio de su misión. “Pidan al Señor para que me bendiga”, afirma el Obispo de Roma antes de confesar: “La oración de ustedes me da fuerzas y me ayuda para que pueda discernir y acompañar a la Iglesia escuchando al Espíritu Santo”
El videomensaje, que acaba de publicarse por iniciativa de la Red Mundial de Oración del Papa, tiene en esta ocasión un tono íntimo, pues está dedicado a la intención que corresponde a este mes: “Por el Papa”. Las imágenes que acompañan las palabras del Santo Padre tienen también un tono íntimo: una especie de relato de su pontificado a través de las emociones.
La misión está en el corazón de la Iglesia. Y más aún. Cuando una Iglesia está en Sínodo, solamente esa dinámica sinodal la lleva adelante la vocación
misionera. Es decir, la respuesta al mandato de Jesús de anunciar el Evangelio.
Quisiera recordar que aquí no se acaba nada, sino que aquí continúa un camino eclesial.
Se trata de un camino que recorreremos, como los discípulos de Emaús, escuchando al Señor que siempre sale a nuestro encuentro.
Oremos para que la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa ayude a los jóvenes a ponerse en camino, dando testimonio del Evangelio con su propia vida.
Cuando voy a la Iglesia de mi barrio, solo veo personas mayores. ¿La Iglesia es ahora cosa de viejos?
La Iglesia no es un club para la tercera edad, como tampoco es un club juvenil. Si se convierte en algo de viejos, va a morir. San Juan Pablo II decía que si vivís con los jóvenes también vos te volvés joven, y la Iglesia necesita a los jóvenes para no envejecer.
Querido Papa Francisco, ¿por qué ha escogido el lema para esta JMJ “María se levantó y partió sin demora”?
María, en cuanto sabe que va a ser la madre de Dios, no se queda allí tomándose un selfie o presumiendo. Lo primero que hace es ponerse en camino, a toda prisa, para servir, para ayudar. También ustedes tienen que aprender de ella a ponerse en camino para ayudar a los demás.
¿Qué espera de esta JMJ de Lisboa?
Me gustaría ver en Lisboa una semilla del mundo del futuro. Un mundo donde el amor esté en el centro, donde nos podamos sentir hermanas y hermanos. Estamos en guerra, necesitamos otra cosa. Un mundo que no tenga miedo a testimoniar el Evangelio. Un mundo con alegría, porque los cristianos si no tenemos alegría, no somos creíbles, no nos cree nadie.
Si al salir de misa estás igual que como entraste, algo no funciona”, comienza diciendo el Papa Francisco en este Video del Papa. En su nueva intención de oración, que se confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa, el Santo Padre invita a poner la Eucaristía en el centro de nuestras vidas. Nos invita a mirar esta celebración no como una obligación ritual, sino más bien como un encuentro con Jesús resucitado, pues “la Eucaristía es la presencia de Jesús”, que es “profundamente transformadora”. En esta línea, Francisco insiste en el video que “es Cristo quien se ofrece, quien se da por nosotros”, lo cual nos debería llevar a “que nuestra vida se alimente de él y alimente la de nuestros hermanos”.
El pasado sábado 17 de junio en el Cerro de los Ángeles, la Vicaría Episcopal del Cerro de los Ángeles de la diócesis de Getafe, la Red Mundial de Oración del Papa, el Apostolado de la Oración y sus secciones, aunaron sus fuerzas para convocar a parroquias, asociaciones, congregaciones religiosas, colegios y movimientos de muchos puntos de España.
Alguna Adoradoras Presenciales que asistieron al evento, atendieron el stand que, junto con otras Asociaciones y movimientos colocaron en la explanada, para dar a conocer a los asistentes los diferentes carismas de cada uno de ellas.
La Jornada comenzó con el saludo del Vicario Episcopal, Manuel Vargas y la introducción del director nacional de la Red Mundial de Oración por el Papa, David Fornieles, quien centró su intervención en los elementos característicos de esta red: el ofrecimiento de obras, la Eucaristía, la reparación y la consagración al Corazón de Cristo, el amor a la Virgen María y el sentir con la Iglesia desde la adhesión y oración por el Papa y sus intenciones.
José María Alsina, sacerdote consiliario de Jóvenes por el Reino de Cristo, ofreció una conferencia sobre Santa Teresita del Niño Jesús y su relación con el Corazón de Jesús, presentando el “corazón a Corazón” como la perspectiva desde la que la santa de Lisieux nos lleva a “amar y hacer amar al Corazón de Jesús”.
La noche contó con un momento para compartir la cena en la explanada, seguido de un rosario de antorchas en honor a la Virgen y finalizó con la Adoración Eucarística.
La tortura no es una historia de ayer”, explica Francisco en el video. “Desgraciadamente, es parte de nuestra historia de hoy”. Y lo subraya en las palabras que acompañan a su intención de oración: además de “formas muy violentas de tortura”, existen en el mundo actual “otras más sofisticadas, como el trato degradante, la anulación de los sentidos o las detenciones masivas en condiciones que no son humanas, que quitan la dignidad de la persona”.
El momento de la denuncia, y de la propia intención de la oración, no es casual: el próximo 26 de junio se conmemorará el Día Internacional de las Naciones Unidas en Apoyo de las Víctimas de la Tortura, debido a la fecha de 1987 cuando entró en vigencia la Convención de la ONU contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes (convención ratificada por 162 países) que se aprobó en 1984.
¿Recuerdas la historia de Pentecostés ?, en la que los apóstoles recibieron el don de anunciar la Resurrección en varias lenguas y se hicieron entender por personas de distinta procedencia? Hoy, dos mil años después, los movimientos y grupos eclesiales hacen lo mismo: son capaces de hablar en “lenguas diferentes” al corazón humano ❤️, y con creatividad “redescubren cada día, en su carisma, nuevas formas de mostrar el atractivo y la novedad del Evangelio”. Francisco les dedica la intención de oración de este mes; en su vídeo, producido por la Red Mundial de Oración del Papa, los llama “la riqueza de la Iglesia” y los exhorta a trabajar “al servicio de los obispos y de las parroquias, poniendo sus carismas al servicio de las necesidades del mundo”.