¿EN QUÉ CONSISTE LA FORMACIÓN PERMANENTE?
Mas que dar un concepto o una serie de definiciones , es conveniente que reflexionemos sobre la íntima unión que debe existir entre apostolado y
formación permanente.
Tenemos necesidad de crear en
nuestro interior un corazón apostólico. Son muchos los factores que nos obligan a estar constantemente revisando nuestras formas apostólicas, se impone, pues, conocer algunas ideas sobre la así
llamada formación permanente. Esta formación continuada, está motivada, primero por la iniciativa de Dios, que llama a cada uno de los suyos en todos los momentos y en circunstancias nuevas. La
persona en el apostolado, debe aprender a actuar más por amor, que por criterios de eficacia humana, a confiar más en Dios, que en los medios de la técnica, cualquiera que esta sea
(psicológica, sociología, administración del personal, etc). Aprende a trabajar sólo de cara a Dios y no de cara a los hombres, ni siquiera de cara a sus superiores. Por tanto, requiere una
adaptación continua a lo que Dios le pide en su espíritu. Si es dócil y quiere agradar a Dios, irá cambiando. Él la irá formando para trasformarla más en Cristo. En este caso, la formación permanente
no es sino adecuarse a las peticiones y mociones del Espíritu, que redundarán en beneficio del apostolado.